Todo lo que necesitas saber sobre los primeros zapatos del bebé

 ¿Zapatos o no? Esa es la cuestión… como papis primerizos a menudo nos preguntamos cuando debemos calzar a nuestro bebé. Hay zapatos para bebés tan bonitos y modernos, que nos dejamos llevar y compramos sin pensar. Pero… ¿Es necesario para tu bebé comprarle zapatos? ¿Cuando y como se debe empezar a buscar un calzado para nuestros […]

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¿Zapatos o no? Esa es la cuestión… como papis primerizos a menudo nos preguntamos cuando debemos calzar a nuestro bebé. Hay zapatos para bebés tan bonitos y modernos, que nos dejamos llevar y compramos sin pensar. Pero… ¿Es necesario para tu bebé comprarle zapatos? ¿Cuando y como se debe empezar a buscar un calzado para nuestros hijos? Maria de ConMamoi nos responde estas dudas y nos cuenta los aspectos esenciales a tener en cuenta cuando nos decidamos a comprar los primeros zapatos a nuestros hijos.A todos se nos va la vista cuando vemos unos pies minúsculos calzando unas deportivas iguales que las de sus papás, o unos zapatos brillantes que parece que empezarán a bailar como nos despistemos un segundo. Monísimos y carísimos pero, ¿son realmente necesarios?, incluso deberíamos preguntarnos si entorpecen el desarrollo psicomotor de nuestros pequeños de alguna manera.

Por eso hoy, vamos a hacer un análisis sobre cuándo debemos calzar al bebé, cómo elegir su primer calzado y en qué aspectos fijarnos al elegir modelos y tallas según la etapa del desarrollo en la que se encuentre.

¿Cuándo y cómo?

Primero debemos diferenciar si nuestro pequeño se encuentra en el grupo de preandantes o de primeros pasos. En el primer tipo, nos referimos a bebés que gatean pero aún no saben andar. En este caso, lo más recomendable es que no se utilice ningún tipo de calzado (a excepción de calcetines o patucos para resguardar del frío y guardar su temperatura). Si decidís usar algún tipo de zapato deberá ser ligero, flexible y de suela blanda (que podamos retorcer con las manos).

En esta etapa, el pie del bebé está en continuo desarrollo y limitarlo con un calzado rígido podría incluso provocar malformaciones. Además, la información sensorial que se recibe a través del tacto es una fuente de estímulos que, más tarde, ayudarán también al desarrollo del equilibrio, por lo que es muy positivo que pasen el mayor tiempo posible descalzos.

En el grupo de los bebés que ya se ponen de pie e incluso intentan ir de un sitio a otro agarrados a los muebles podemos continuar utilizando calcetines, patucos o zapatos blandos y transpirables, pero esta vez con suela antideslizante y, de ser posible, con puntera y talonera reforzadas. Es importante también que sujeten el tobillo para evitar torceduras y brindarle un plus de estabilidad.

Aspectos para elegir un buen calzado primeros pasos

  • La puntera debe ser redonda y estar cerrada, con espacio suficiente como para que los dedos puedan moverse.
  • La horma no debe estar demasiado inclinada (para evitar deformar sus pies), es decir, que si los miramos desde abajo nos costará distinguir qué zapato es el izquierdo y cuál el derecho.
  • La suela, preferiblemente será de caucho o goma, que permiten la movilidad del pie y evitan resbalones.
  • Evitar al máximo las costuras en el interior para no producir roces.
  • El “broche” estará sobre el empeine o la lengüeta (para sujetar el pie pero permitirle movilidad) y evitaremos los cordones, preferiblemente velcro o hebillas.
  • El material ideal son zapatos de tejido resistente pero no duro, como la piel o el nobuk.
  • El contrafuerte trasero ha de tener sujeción sin ser rígido, llegando justo por encima del talón pero sin sobrepasarlo para que pueda flexionar el tobillo.
  • Consideraciones a tener en cuenta respecto a la talla

Cuando vayamos a comprar el zapato para los peques (¡ojo! hay que probar el zapato al niño, las compras online para esta prenda no son nada beneficiosas), lo mejor es hacerlo al final del día, cuando el pie se encuentra más dilatado. Lo ideal es hacerlo con los calcetines puestos y colocar al niño de pie, de forma que cargue su peso proporcionalmente. Después, presionaremos la puntera para comprobar que los dedos disponen de espacio suficiente (TRUCO: sabremos que la talla es adecuada si, con el zapato desabrochado, nuestro dedo índice cabe entre el zapato y el pie del bebé –ver foto- y con el zapato abrochado no cabe pero hay espacio delante en la puntera).

Además, es importante respetar la forma natural del pie (los hay más alargados, rellenitos…) por lo que las tallas son medidas aproximadas para modelos diferentes. Debemos buscar la comodidad del niño y evitar comprar un número mayor con la esperanza de que le sirva durante más tiempo, pues un zapato grande puede dificultar la marcha del pequeño y provocar caídas.

Merece la pena invertir algo de tiempo (y dinero) en buscar un buen cazado, pues será una buena base para su desarrollo y debemos cuidar la casa desde los cimientos, que son los que aguantarán toda su vida y le llevarán donde decida ir.

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