¿Por qué los hijos traen estrés?

 Seguro que desde que te convertiste en madre o padre tu vida se ha vuelto del revés, han habido momentos para tirarte de los pelos y no sabias como afrontar todo este agobio que te estaba invadiendo… ¿Pero es necesario todo este estres en los padres? Maria de “Desaprende” te da 5 razones por las que […]

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Seguro que desde que te convertiste en madre o padre tu vida se ha vuelto del revés, han habido momentos para tirarte de los pelos y no sabias como afrontar todo este agobio que te estaba invadiendo… ¿Pero es necesario todo este estres en los padres? Maria de “Desaprende” te da 5 razones por las que la maternidad te trae estrés y te ayuda a quitarte esa presión y desculpabilizarte. La frase de que los niños traen un pan bajo el brazo, hay que modernizarla y añadir que además del pan, traen estrés, y mucho.

Raro es encontrarse con un padre o madre primerizo (o con varios hijos) y que nos diga que en su hogar todo es armonía, mindfulness y paz. Lo habitual es que se quejen de estrés, de que no llegan a todo, de que están agobiados, de que es más duro de lo que pensaban y un largo etcétera que ya te puedes imaginar, de ahí nace el estres en los padres. Que sí, que tener hijos es maravilloso, aunque no te lo parezca si no los tienes y te has leído el artículo de Samanta Villar. Pero además de maravilloso puede ser estresante, o mejor dicho frustrante, si olvidamos algunas cosas muy sencillas. Para poder disfrutar de una p/maternidad estrés free ( o por lo menos intentarlo), vamos a analizar…

Young Father with Baby Son in Messy Room — Image by © Serge Krouglikoff/Corbis

5 razones por las que sentimos que ser padres nos ha traído estrés a nuestras vidas

1. Porque queremos una vida Pinterest

Y nadie la tiene, ni si quiera los que viven de tener una vida Pinterest. Nos agobiamos porque queremos tener la casa perfecta, entrar en la 36, que los niños vayan de catálogo hasta jugando en el parque, mantener el ritmo social de los 19 años, salir al trabajo y regresar a casa frescas y con la paciencia al 300%. No te culpes por depilarte cada semestre ni por no hacer cumpleaños temáticos megaguays, ¿recuerdas tus cumples ochenteros de medias noches con nocilla, con chorizo y una tarta de galletas? Eran lo más, porque estabas con tu familia, tus amigos y ya. Eso bastaba, y ahora también.

2. Porque creemos que tener un mal día está prohibido, y en cambio es un derecho universal.

No pasa nada porque un día se te escape un grito, porque admitas que necesitas tiempo para ti a solas o porque te equivoques en tu forma de actuar. Lo importante es aceptar la realidad, ser consciente de nuestras emociones, asumirlas y aprender de ellas, aprender de nuestros fallos para no volverlos a repetir. Ser consciente de que vas a fallar en muchos momentos de tu pa/maternidad hace que cuando llegue el ese instante, la culpa sea más llevadera.

3. Porque queremos llegar a todo, y olvidamos lo importante.

Dicen que el que mucho abarca poco aprieta, y esa sensación te inunda demasiado a menudo, que no llegas, que te queda mucho por hacer o que lo que haces lo haces regular. Y cuando caes en la cuenta de que no has hecho bien esto, que te ha faltado tiempo para aquello o que no te has dedicado todo lo que te gustaría a quien más quieres, te sientes culpable, frustrada y como el ogro del cuento. El tiempo es el que es y hay que priorizar, así que decide qué es lo importante y dedícate a ello. Si sobra tiempo, haz lo secundario y recuerda que la palabra delegar también existe.

4. Porque no entendemos que la única crianza que no vale es la que hace sin amor.

Estamos hiperinformados sobre tipos de crianza, estilos de maternidad, técnicas de alimentación, hábitos de sueño, pedagogías clásicas o alternativas… Queremos ser tan perfectos que nos volvemos extremistas, cumpliendo dogmas en los que no creemos. Todo es bueno en su justa medida y válido si se hace desde el corazón. Deja de dar vueltas a cómo criar. Escucha a tu corazón y actúa en consonancia a lo que te pida el cuerpo, sin importarte el qué dirán o cómo lo hacen los demás.

5. Porque perseguimos expectativas, rechazando nuestra realidad.

Queremos niños de anuncio, parejas de peli romántica, amigas que vivan su sexo en New York. Deja de desear un bebé como el del vecino que come, duerme y ríe como un Nenuco (menos cuando no les ves), deja de soñar con un niño sin rabietas, a no ser que quieras un hijo adulto sin criterio ni seguridad. Acepta las características de cada etapa por las que ha de pasar tu hijo, por las que has de pasar tú, como padre o madre, como pareja, como persona. Entiende esas etapas y respira. Piensa que algún día, recordarás estos años como los mejores de tu vida. Porque lo son, así que disfrútales como se merecen.

Como ves, son motivos básicos, que se pueden eliminar con coherencia y sentido común, de ese que a veces nos roban para dejar en su lugar comentarios que nos traen remordimientos y mala conciencia. Son cinco puntos aislados que juntos conjugan una fórmula casi mágica: quiérete más, júzgate menos.

Ser conscientes de que durante el desarrollo de nuestros hijos y el de nuestra vida nos vamos a frustrar, a agobiar, a equivocar, es como una vacuna, nos inoculamos de aceptación para que llegado el momento, este sea menos doloroso. Hoy hablamos de estas cinco razones, pero hay muchas más, tantas como familias existen.

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Por eso te preguntamos ¿qué te estresa a ti de la maternidad? Cuéntanoslo y MARIA te ayudA a solucionarlo.

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