La matronatación es, sin duda, una de las actividades más populares actualmente entre los nuevos papis. No es de extrañar ya que, no sólo es una fuente de diversión tanto para el adulto como para el pequeño, sino que proporciona numerosos beneficios en el desarrollo de nuestro bebé a todos los niveles.
La primera vez que llevamos a nuestro bebé a matronatación, tanto si tiene pocos meses como si ha pasado ya su primer cumpleaños, se experimentan una mezcla de sensaciones en los padres que van desde la emoción de realizar una nueva actividad juntos hasta el nerviosismo porque no sabemos muy bien qué reacción va a tener nuestro hijo, si el agua va a estar fría o si, simplemente, en ese preciso momento sus necesidades son otras.
Debemos ser conscientes de que cada bebé va a enfrentarse a esta nueva experiencia de una manera diferente y, por lo tanto, habrá niños que reciban estos estímulos con los brazos abiertos y una sonrisa de oreja a oreja y otros que necesiten un tiempo de adaptación y su primera clase no sea precisamente lo que esperamos. En cualquiera de las situaciones, calma, paciencia, evitar comparaciones y poner en práctica estos consejos para su primera clase de matronatación:
Preparación antes de clase
Antes de acudir a tu primera sesión hay algunas cosas que puedes hacer para ayudar a tu bebé a enfrentarse ante esta nueva experiencia. Por ejemplo, si no lo habéis hecho hasta el momento, podéis daros un baño juntos. Además de ser un buen ejercicio para estrechar lazos, puedes contribuir a transmitirle la confianza necesaria para que se sienta tranquilo en el medio acuático.
También puedes animarte a llevarlo a la piscina por tu cuenta. En esta sesión, primero siéntate en el filo de la piscina y deja que observe el ambiente y escuche los sonidos de su alrededor. Diez minutos en el agua serán suficientes para esta primera vez. Deja que flote, háblale y, sobre todo, sonríe. Al salir, ten la toalla preparada y enróllalo en ella.
La temperatura del agua es clave
En primer lugar, es importante asegurarte de que el agua de la piscina tenga la temperatura adecuada ya que se aconseja que esté a 30 ºC al menos (a 32 ºC para bebés de menos de 3 meses o que pesen menos de 5,500 kg). Aunque para los adultos el agua puede estar bien, los bebés cogen frío muy rápido. Por esta razón, un traje de neopreno que les ayude a mantener la temperatura corporal es una buena idea. En Va de pekes, una tienda especializada en productos de natación para bebés y premamá, podréis encontrarlos. Así, nos aseguraremos de que no pasan frío y de que aguantan más tiempo en el agua.
Su juguete favorito puede ser esencial
Tener algo familiar, como puede ser su patito, delfín o cualquier otro juguete de baño, en la piscina puede ayudar a tu bebé a sentirse más relajado en el agua. Puedes aprovechar los primeros minutos dentro antes de empezar la clase para estimular su confianza soplándole al juguete en la superficie del agua y animando a tu bebé a que lo alcance. Al recuperarlo, habrás creado una reacción positiva que le hará estar más seguro.
Que no se te olvide…
Para evitar “accidentes” en el agua, tu bebé necesitará un bañador pañal antifugas. Son bañadores que se ajustan a los muslos y a la cintura del pequeño y puedes también encontrarlos en Va de pekes con unos diseños muy, muy bonitos.
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